Con su hermano Farruco le sorprendimos el día 21 haciendo la compra en un supermercado de Sevilla. No llenó el carro con cualquier cosa. Jamón del bueno, vino blanco… en fin, la típica lista de manjares para una fiesta.
Aunque no esperaron a llegar a casa para ponerse a tono y aceptaron unos chupitos de promoción. Disfrutar de los derechos está muy bien, pero no hay que descuidar los deberes. El abogado del bailaor, Benito Saldaña, solicitó el tercer grado argumentando que su defendido era el cabeza de familia y necesitaba trabajar.
Hemos hablado con su representante y Farruquito no tiene ni una gala cerrada para los próximos meses. Suponemos que el resto de los Montoya se habrán puesto a currar.