Las adicciones son un tema muy serio que hay que tratar con profesionales, pero también es importante abrirse y hablar sobre ellas cuando se sufren, porque hacen el camino más liberador y fácil para superarlas. Quizá por eso la ex superviviente Lola Ortiz ha decidido contar en su canal de MTMad el problema que está sufriendo, y es que después de una larga conversación con una amiga, ambas llegaron a la conclusión de que Lola puede estar sufriendo adicción a la adrenalina, y la joven canaria se habría enterado por un pequeño pero significativo detalle: "Me he dado cuenta de que tengo una facilidad muy grande para aburrirme, y que siempre necesito disfrutarlo todo intensamente".
Tener esa necesidad de sentir la sensación de euforia le ha tocado en varios puntos de su vida, como tener que mudarse de buenas a primeras o dejar una relación de la noche a la mañana porque sentía que se aburría. "No sé si es que pierdo el valor de las cosas y por eso me aburro, o si es que tengo alguna carencia emocional que me hace querer rellenarlo con ese subidón de adrenalina", ha confesado.
Lola tiene claro que lo va a hablar con su psicóloga, aunque en el fondo la influencer no lo ve un gran 'hándicap': "No sé hasta qué punto puede ser un problema, porque vivir siendo inconformista tampoco debería serlo, pero claro, todo depende de hasta que punto te condiciona tu vida. A mí creo que me beneficia y me hace sentirme bien, pero sé que hay gente que tiene esa adicción a la adrenalina y lo rellena con drogas, fiestas, alcohol y demás, pero en mi caso lo vivo de otra manera. Necesito hacer cosas que me hagan sentir súper viva: viajar, hacer submarinismo… todo lo que me haga sentir riesgo y que en cualquier momento me puede pasar algo. Necesito tener ese subidón. No todos los días, pero sí muchos días a la semana".
Aún así, considera que, a la larga, sí puede tener inconvenientes, como a la hora de tener una pareja de la que se enamore de verdad y a la vez quiera dejarlo por no tener emociones fuertes casi a diario: "Creo que, en todo, tengo un límite de dos años. Cada dos años es como que necesito hacer un cambio, cambiar de casa, conocer gente nueva… y esto sí es un problema, porque no sé si alguna vez voy a poder conocer a alguien con quien quiera compartir mucho tiempo de estabilidad… o tendré que conocer a alguien que sea igual de loca que yo, porque éste es mi estilo de vida", ha afirmado.