Eva, descalza en la calle
En lugar de esperar a que sus uñas se secaran en una cabina, tumbada y relajándose, la presentadora de MasterChef, se plantó en la recepción del centro descalza, con los algodones entre sus dedos, charló con una de las empleadas, y después no dejó de wasapear impaciente. ¿Llegaría tarde a una cita con su chico?