No era como los otros niños
A pesar de los palos que le había dado la vida, Cristina nunca perdió la sonrisa ni la simpatía. Ella misma no tenía reparo en admitir que era analfabeta, y por eso había tenido todos los problemas que había tenido, por fiarse de quien no debía en el momento en que más gente se le acercaba.
Cristina nació como José Antonio. Joselito para su familia y amigos. Sin embargo, desde pequeño se dio cuenta de que había algo que no compartía con el resto de niños: él no quería crecer como un hombre, sino como una mujer, y con toda la naturalidad del mundo lo cuenta en su biografía, '¡Digo! Ni puta ni santa': "Estaba paseando por la calle y vi una mujer espectacular. Era una mujer que me llamó la atención porque era rubia, guapa, muy despampanante, y le dije '¿tú qué eres?'. 'Yo soy travesti', me contestó ella, y yo le solté: 'Pues yo quiero ser como tú'".
Así empezó un camino más duro de lo que se imaginaba, hormonándose a su antojo y provocando el rechazo de toda su familia.