Irene Rosales se ha convertido, sin duda, en el personaje revelación de 'GH Dúo'. Tras unos días de desconcierto al tener que abandonar la casa, la mujer de Kiko Rivera volvía al reality el domingo 27 de enero. Tras un cariñoso reencuentro con su marido, la joven aclaró los motivos de su ausencia: un aborto natural. Recuperada y animada, Irene regresa al reality para darlo todo e intentar llegar a la final. Sin embargo, es posible que no le resulte fácil porque Irene tiene otros frentes abiertos que podrían afectarle. De hecho, añora mucho a sus hijas lo que le ha provocado las lágrimas en más de una ocasión y no ha llevado bien tener, entre otras cosas. Te desgranamos qué otros problemas pueden amargarle su participación.
Sin noticias de fuera
Irene se ha convertido en sólo tres semanas en la concursante revelación. Su timidez, carisma y templanza han conquistado al espectador, sobre todo después de que su marido confesara que, gracias a ella, había dejado las drogas. Para Kiko esta confesión fue una liberación, ¿y para Irene? No debe ser fácil estar lejos de tu familia y pensar qué se dirá en el entorno de sus hijas. ¿Les habrá parecido bien? ¿Sabrían ellos todo el sufrimiento que ha soportado durante estos años? Desde luego, no debe de ser fácil estar rumiando todas estas cosas durante 24 horas.
Pese a sus intentos y empeño en seguir concursando, lleva muy mal estar separada de sus niñas: Ana, de tres años, y Carlota, que el 30 de enero cumple uno. Por ellas se ha roto en más de una ocasión, y es que es Irene la encargada de cuidarlas 24 horas mientras su marido viaja por trabajo. Una de las veces que sintió este bajón necesitó el apoyo de Kiko. “Las niñas están con sus abuelas y con la familia. No quiero que te vengas abajo de esta manera. Por favor, fuerza. Estamos aquí y vamos a disfrutar, vamos a intentar llegar lo más lejos posible".
Por si esto fuera poco, la sevillana no está acostumbrada a ser el centro de atención. Siempre a la sombra de su marido, no había pisado un plató hasta el concurso. Ésta es su primera experiencia televisiva, con lo que esto conlleva: “Estoy muy nerviosa por las cámaras”, ha repetido en más de una ocasión.
Unas cámaras que, para colmo, la grabaron discutiendo con su marido y mostraron que tenía que ser ella la que, encima, pidiera perdón: cuando debían decidir quién fregaría los platos en La Casa ganó la propuesta de Irene, que bromeó con que Kiko fregara también cuando volvieron a su casa. Los concursantes la vitorearon. Kiko se enfadó: “¿Tú sabes dónde estamos? Nosotros no podemos hacer este espectáculo”, le dijo.
Con Candela pasó algo gordo
Otro frente que puede amargarle es la presencia de Candela. Según contó María Patiño, Irene y Candela no se hablan desde antes de entrar en el concurso, algo rarísimo porque ambas son del mismo pueblo y se conocen de toda la vida. La periodista de Telecinco apuntó, sin querer dar más detalles, que “entre ellas pasó algo gordo”.