He tenido una disciplina salvaje para escribir esta novela
¿Para escribir una novela hay que ser disciplinada?
He tenido una disciplina salvaje. La terminé en Honduras compaginando Supervivientes. Llegaba hecha un ‘cristo’ de los rodajes y me ponía a escribir, dormía muy poco… Pero todas las aventuras que me cuestan, después merecen la pena.
¿Qué hay de realidad y de ficción en tu obra?
De realidad hay poco, porque necesitaba distanciarme de la realidad. Me hubiera dado pudor ser la protagonista, me parece egoísta y no va conmigo. Tengo una vida maravillosa, llena de gente que me quiere, pero evidentemente hay lágrimas, momentos duros, la manera de entender el amor y experiencias de mi infancia que son referencias de mi vida que están ahí plasmadas.
¿Como cuando la protagonista de niña espiaba por el otro teléfono de la casa?
Sí. Cuando sonaba el teléfono, yo iba y lo cogía en la otra habitación. Los niños son curiosos, los niños miran, son como los gatos.
¿A quién espiabas tú?
A cualquiera. Era un juego divertido, pero siempre fui muy ordenada y nunca me he metido en las conversaciones de los demás. Mi momento espía era asomarme para ver las películas de dos rombos.
¿Vamos que no eres cotilla?
Soy muy poco cotilla. El contenido privado lo he respetado mucho. Siempre he sido muy mía, de mis soledades, de mis cosas. Si no me lo quieren contar, yo no pregunto. Pero siempre estoy ahí para los que quiero