Al final hicieron las paces
Al final, la cosa no quedó mucho mejor: los dos e acostaron y lo dejaron estar. "Bueno, pues ya está", dijo él. "Ya está, ¿no? Genial", respondió ella antes de taparse con la sábana, aunque intentó quitarle hierro al asunto: "Yo también me siento sola... me sigo sintiendo sola", repetía.
Finalmente, los dos hicieron las paces porque vieron que no merecía la pena discutir por algo así, pero Rodrigo había llegado a un punto en el que no podía más... y mantenía en mente abandonar la casa.