Su mayor afán era ¡que no se escapara!
Mientras Iván González y Alejandro Caracuel corrían en su auxilio, José Luis trataba de zafarse del pulpo, que se le había quedado pegado en la espalda con las ventosas, aunque no quería tirarlo al agua, sino cazarlo: “No quería agacharme para que no se me escapara”, explicó más tarde el chef.