Ella acepta esta puntuación, cree que es merecida pero las lágrimas continuaban tras el plató. Pasada la primera ronda, Boris Izaguirre corrió entre bambalinas para hablar con Carmen Lomana y Belén Esteban, dos de las peor valoradas. Boris las calificaba como diosas, pero les pedía que aceptaran las críticas y que no llorasen. Belén se define "llorona", no puede evitarlo ya que prepara su intervención pero luego llega a la pista "y me bloqueo", decía a modo de justificación.
Al margen de las justificaciones, Boris les denominaba "líderes de opinión" y les proponía un reto: "La semana que viene, queremos veros bailar". Acabada la cuarta gala, '¡Mira quién mira!' analizaba el programa. Jorge Javier Vázquez aseguraba haber llorado con las palabras de Belén. Muchos la animaban pero otros opinaban que si la concursante sufría tanto, era mejor que abandonara, como Carmen Martínez Bordiú quien tiene claro que, en su lugar, tiraría la toalla. Belén se reunió con la directora del programa y, por un momento, todos nos asustamos ya que Jorge Javier Vázquez nos decía: "Lo está pasando muy mal, no está en su mejor momento". Pero Belén no va a abandonar. No va con ella, no es su personalidad. Lo tiene clarísimo y se dirigía a Carmen Martínez Bordiú para preguntarle irónicamente: "¿Ella abandonó cuando lo hacía mal? No, pues yo tampoco". Ella llora, pero no es por pena, sino por "impotencia". Belén utiliza un paralelismo para explicar la ansiedad que sufre: "Es como si te quedar un examen para acabar la carrera, te lo supieras y te pusieran un cero". Sólo tiene un problema y sabe cual es: La pista, pero no la pueden cambiar así que tendrá que intentar superar su pánico escénico.